Como en muchos de los momentos captados en los
escritos de estos últimos años, esta historia comienza en una de las clases de
ESL que tengo el honor y placer de dictar. Esta clase en particular requería el
estudio de todos esos tiempos “perfectos”, “quasi-perfectos”, “medio-perfectos”
y demás otras perfecciones gramaticales. Ya sabes, todos las que requieren el
uso de auxiliares como “haber”, “deber” y tantos más… por supuesto, hablo de
sus equivalentes en inglés… ¡¡¡No faltaba más!!!
Lo interesante con esta lección fue que, al entrar en
materia, identificamos algunas preguntas que nos darían qué pensar…
Una en particular proponía la autopercepción en
función de las debilidades y fortalezas propias. Otra, con aquellos sueños aún
no realizados y una tercera simplemente preguntaba: ¿Has atravesado algún
momento difícil en tu vida que te ha ayudado a crecer positivamente?... Como
puedes imaginarte, quienes vienen a estas clases nocturnas son usualmente
adultos con muchas millas caminadas y con varias historias que contar (sí, también incluyendo al maestro).
Ellos no esperan encontrarse en un momento confesional, pero… siendo un grupo
pequeño y bien compenetrado (y no
habiéndole dado muchas opciones al respecto) respondieron con el corazón en
la mano. (¡¡Bueno… si no el corazón, al
menos con el libro y lápiz en la mano!!)
Para algunos, fueron historias de una niñez perdida en
los rigores del tiempo, espacio y las lomas del rancho; para otros, recuerdos
cálidos y queridos de familia… Oí historias de retos ordinarios y
extraordinarios… algunos encarados con éxito y otros con el fracaso y la
desilusión que este trae de la mano… De nuevos amigos y de amigos perdidos en
el largo camino… Sueños de comenzar o ampliar un negocio… De viajes a lugares
exóticos … y a otros no tan exóticos… De hecho, las dos noches que discutimos
todo esto resultaron muy interesantes.
Quizás, las respuestas más profundas vinieron en
reacción a la pregunta acerca de ese momento difícil que originó un crecimiento
positivo. No, no esperen que divulgue algunos de los detalles íntimos y jugosos
que algunos estudiantes compartieron en confianza con el resto del grupo…
después de todo, estábamos a puertas cerradas. Sin embargo, siendo la persona
que soy y a quien le gusta compartir (al
menos a veces) les regalaré lo que me vino a la mente cuando los
estudiantes me preguntaron acerca de mi momento…era justo que me preguntaran,
¿no?
Las palabras salieron de mi boca sin mucho pensarlas…
“haber tenido un encuentro con cáncer fue una bendición”, dije. En ese momento,
varios estudiantes me miraron con una de esas miradas medio
perdidas entre “ajá” y ¿qué fue lo que dijo?... algunos esperando quizás un
comentario de esos medio cómicos que salen de donde no se esperan… Pero no.
Mantuve la mirada y repetí… “sí, lo fue”. “Obviamente”, continué, “haber
sobrevivido fue la mayor bendición, pero el proceso en sí fue una bendición
inesperada”.
Es cierto. Todo lo anterior. Aunque no pasé por los
dolores y sufrimiento que muchos que han pasado por el cáncer han experimentado,
me abrió los ojos. Las personas que conocí; aquellos que mostraron valor ante
una muerte posible y aquellos cuya reacción fue caer en una depresión absoluta.
Puedo hasta entender esto último, pero es algo que rehuso sentir y mucho menos
aceptar.
En este proceso, aprendí que la mente es un instrumento
maravilloso; puede ser nuestro mejor aliado pero también nuestro enemigo más
despiadado. Encontré un nuevo amor por la vida; un nuevo punto de vista, un
hermoso cristal multicolor a través del que podía ver a lo que me rodeaba en su
mayor esplendor. Entendí que cada instante que vivimos tiene que ser disfrutado.
Que, sin importar el camino en el que nos podamos encontrar en un dado momento,
es el camino en el que nos ha puesto nuestra vida y tenemos que transitarlo. Al
menos, disfrutémoslo.
Esto último lo entendí con la muerte a destiempo de mi
hijo; nunca sabemos cuando nos tocará dejar esta vida o en qué circunstancias.
Sería un pesar y una vergüenza dejar atrás tantas posibilidades sin aprovechar
y tantas preguntas sin contestar… solo porque estemos atravesando un momento
difícil o porque, en nuestra auto-lástima, creemos merecer algo mejor. Quizás
lo merecemos… pero, acepta también que quizás no.
Sí, fue un período de bendiciones. Mis ojos vieron de
nuevo maravillas que hacía mucho habían dejado de ver. Todos los momentos espectaculares
que había vivido y los muchos por vivir aún. Todas las enseñanzas aprovechadas
y las personas que me ayudaron a entenderlas. También vi de nuevo a quienes ya
han partido de esta vida, pero cuyas hermosas y cálidas memorias quedarán en mi
corazón mientras viva.
De hecho, cada momento vivido, es una oportunidad de
ver y aprender algo nuevo… ¡No te lo pierdas!
¡¡Cuídate
mucho, que eres importante!! ¡¡Regresa
a saludar!!
Hasta
Pronto…
NOTAS:
- “r-joaquin.blogspot.com” BLOG en Inglés.
- Comentarios a rjalcazar@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario